sábado, 30 de enero de 2016

CONCILIOS ECUMENICOS

Concilio de Nicea 


Primer concilio ecuménico. Presidido por Osio, tuvo lugar entre el 20 de mayo y el 25 de julio del 325 (siendo papa san Silvestre I) y fue convocado por el emperador romano Constantino I el Grande (emperador bizantino) para procurar reafirmar la unidad de la Iglesia, seriamente quebrantada por la disputa surgida en torno a la naturaleza de Jesucristo tras la aparición del arrianismo. De los 1800 obispos censados en el Imperio romano, 318 acudieron a la convocatoria conciliar. El Credo de Nicea, que definió al Hijo como consustancial con el Padre, fue adoptado como postura oficial de la Iglesia con respecto a la divinidad de Cristo. También fue fijada la celebración de la Semana Santa el domingo después de la Pascua judía, y garantizada la autoridad del obispo de Alejandria. En esta última concesión se asienta el origen de los patriarcados.


Concilio de Calcedonia 

Uno y el mismo, pero no una única naturaleza. Esta es la paradoja ante la que no sitúa Calcedonia. La novedad del Concilio está en la expresión en dos naturalezas, frente a la más corriente: a partir de dos naturalezas. No hay nada nuevo, sólo precisan, al juntar el uno y el mismo con el en dos naturalezas.

Perfecto en divinidad perfecto en humanidad
Dios verdadero hombre verdadero (alma y cuerpo)
Consustancial al Padre consustancial a nosotros
Engendrado por el Padre engendrado por María
Antes de los siglos al fin de los tiempos

Concilio de Constantinopla

Los discusiones se da entre Apolinar y san Dámaso y entre Nestorio y san Cirilo. En seguida de Nicea rebrota el error de Arrio, con más fuerza y mejor elaborado filosóficamente por un discípulo de San Atanasio: Apolinar de Laodicea (310-390). Apolinar dice: “Jesús es perfecto Dios; ahora bien, dos cosas acabadas, perfectas, no pueden constituir una única realidad. Por consiguiente, la humanidad de Cristo no puede ser perfecta”. Niega a Cristo un principio intelectual humano (Nous), aunque le concede un alma sensitiva. Apolinar no tiene inconveniente de llamar a Cristo hombre, por cuanto hay en Él un cuerpo movido por un principio espiritual, que es la palabra de Dios. En el Sínodo de Alejandría, los apolinaristas aceptarán las expresiones cuerpo racionalverdaderamente hombre, etc., pero entendiéndolas en sentido ambiguo, hay entonces un acuerdo falso, por ser sólo verbal.


1 comentario:

  1. Está copiado, coincide al menos con http://html.rincondelvago.com/concilios-ecumenicos_1.html

    ResponderEliminar